La lana de cashmere es un tipo de lana procedente de cabras autóctonas de la cordillera del Himalaya, que viven a 2.500 metros de altitud y soportan temperaturas extremas que llegan a alcanzar los 30 grados bajo cero. Estos dos condicionantes junto con la alimentación que llevan estas cabras, hacen de su lana una de las mejores lanas naturales que se pueden encontrar en el mercado, gracias a su capacidad térmica, pero también a su brillo natural y su tacto. 

Debido a su excepcional suavidad y tacto, la lana de cashmere se emplea para confeccionar jerséis de todo tipo y estilos, chaquetas de punto y pashminas, tanto para hombres como para mujeres y niños. 

Al tener una suavidad incomparable y un brillo excepcional y natural se convierte en un tejido perfecto para confeccionar prendas de abrigo de lujo, con un acabado de la más alta calidad, que además será 100% respetuosa con la piel de quien lo lleva puesto. 

Al tratarse de un tipo de lana excepcional, es necesario llevar a cabo una serie de cuidados con la lana de cashmere para que esta se mantenga como nueva por mucho tiempo. Por ejemplo, al ponerte una prenda confeccionada con lana cashmere, no la combines con objetos o complementos ásperos como bolsos o joyería, que puedan rozarla haciendo que aparezcan bolas, enganchones o agujeros. No echar perfume directamente sobre la prenda de cashmere.  

En la lana de cashmere es normal que aparezcan bolas por el roce, ya que se trata de lana natural. Para quitarlas, usa con suavidad y sin presionar una máquina quita-bolas especializada. 

A la hora de lavarla, usa siempre agua fría. Si usas agua caliente o templada tu prenda encogerá y se apelmazará. Puedes hacerlo a mano o a máquina, pero siempre con el programa de prendas delicadas. Es recomendable meter la prenda de cashmere en una bolsa de rejilla para evitar enganchones. Usa poca cantidad de detergente especial para prendas delicadas. 

Si prefieres lavar a mano, mezcla el agua fría con el detergente y agítala para hacer espuma antes de sumergir la prenda. Presiona y aprieta la prenda en el agua, pero nunca frotes y retuerzas. Aclárala con mucha agua fría y déjala escurrir todo lo posible. Extiéndela sobre una superficie plana con una toalla para que se seque.